domingo, 21 de febrero de 2016

HORMIGÓN ARMADO


HORMIGÓN ARMADO, HORMIGAS BRASILEÑAS, PPD Y PNP

  En mis años preescolares otros niños y yo le temíamos al hormigón armado. Porque alguien nos dijo que era una hormiga gigante con un revólver. Años más tarde supimos que el hormigón armado es un tipo de edificación hecha en forma enteriza en lugar de bloques. Las estructuras en hormigón armado son las más sólidas y duraderas. En Puerto Rico hay casas en hormigón armado que tienen más de 80 años y no asoman ni una grieta ni filtraciones.

  Enlazando tiempos y lugares, doy un salto en el tiempo y me remonto a mi primera casa en una finca en Castañer. Un dolor de cabeza en ese tiempo y lugar fueron las hormigas brasileñas. Esos insectos importados hacen unos enormes montones de tierra al hacer sus hormigueros en los patios. Y más enormes son las pústulas que le forman al que es picado por ellas. Me consta de personal conocimiento. En mi lucha contra esas temibles hormigas, usé distintos métodos de exterminio, todos fallidos. Eliminaba un hormiguero en una parte del patio y aparecían en otro lado del patio. Finalmente recurrí a inundarles el hormiguero con aceite usado de carro. Pensé que me había librado de ellas y que las había exterminado pues no las volví a ver en mi patio. Un día un vecino me dice: “Unas hormigas brasileñas se me han adueñado del patio, no sé de dónde salieron.” Comprendí que esa plaga siempre tiene la forma de sobrevivir y mudarse cuando se le hace la vida imposible en un lugar. Dejan de picar a unos para irse a picar a otros.

  Mientras batallaba con las hormigas brasileñas, escuchaba las noticias sobre otra plaga. El comité de finanzas del Partido Popular estaba en proceso judicial  y sus principales oficiales recibían condenas federales por fraude y recaudaciones ilícitas. Pude ver que sí existían las hormigas grandes con revólver. Se pensaba que se había erradicado esa plaga, pero pocos años después estaban los federales de nuevo sometiendo acusaciones, esta vez contra recaudadores y oficiales de finanzas del Partido Nuevo Progresista. En aquella ocasión alguien dijo en una opinión de encargo que la corrupción tenía nombre y apellido. Cualquiera hubiera pensado que se había eliminado la plaga del crimen organizado en la política.

    En unos años los hormigones armados aparecieron de nuevo. Habían vuelto a formar sus hormigueros en las finanzas del Partido Popular. Las acusaciones alcanzaron al entonces gobernador Acevedo Vilá. Aunque la prensa le dio énfasis a la absolución del ex gobernador, la noticia completa abarcaba a todo el equipo de hormigones armados. El resto se declararon culpables, o fueron encontrados culpables, o fueron hormigones cooperadores. 


  Si alguien pensó que se había exterminado por fin la plaga, se habrá dado cuenta de su equivocación. La justicia federal está echando aceite usado en el hormiguero. Veremos a dónde se moverá luego.