lunes, 12 de marzo de 2012

EXTRACTO DE LIBRO VI AL DIABLO VESTIDO DE AZUL

  Rosaura y Tiroloco se miraron y sonrieron. Subieron la escalera de tres peldaños poniendo a Annie frente a ellos. El ancho traje verde claro con pequeñas flores blancas combinaba con el paisaje de aquél hermoso confín. Los ojos claros de Annie estaban alertas, aunque sin miedo. Lo que no le cuadraba era el ambiente del sitio, tan distinto al del hospital donde nació y donde había sido llevada al menos una vez al año. No se veían enfermeras, ni archivos. Era una sala común de muebles de pajilla. El viento frío que entró por las ventanas de doble hoja le dio a Annie una rara sensación.


Mariano: Llévenla al cuarto.

 Annie entró a paso lento junto a su madre. Mariano tardó como cinco minutos en entrar.

Mariano: Vamos a empezar el examen. Quítale la ropa a la nena para chequearla bien.

  Annie puso resistencia. Nunca en el Hospital Castañer la habían desvestido completa. Lo más que le habían hecho había sido moverle el traje para ponerle una inyección en la región glútea. Y era una enfermera la que lo hacía. Nunca un hombre había visto más arriba de sus piernas.

Rosaura: Tranquila. Esto es necesario para chequearte. El doctor tiene que ver todo tu cuerpo.

  Annie gritó. Tiroloco entró a ayudar a Rosaura a aguantar a su hija mientras Mariano se encargaba de desvestirla. La bella adolescente sacó fuerzas de donde no tenía, y logró tirar unas cuantas patadas que alcanzaron a Mariano en la cara. Tiroloco la agarró por los pies. Rosaura la agarró fuerte por los brazos. Lo último que recordó Annie fue que al tiempo que ella gritaba la voltearon boca abajo, y sintió fuertes pinchazos en los glúteos. Su vista se nubló. Todo daba vueltas a su alrededor. No supo más de sí misma por un largo rato.

Lunes 9:00 am

 A media mañana solía ir yo a comprar un café en la cafetería rodante ubicada en el parking del hospital. Era una oportunidad para ponerme al tanto del acontecer comunal, conversando con vecinos, médicos y propagandistas. Sentado a una mesita, veo una estudiante de la escuela superior caminando hacia mí.

Naty: ¿Puedo hablar contigo? AMC: Ese es mi trabajo, escuchar la gente de la comunidad.

  Me hizo señas para que la siguiera hasta los bancos frente al hospital. Nos sentamos a hablar.

Naty: Mira, están pasando cosas terribles . Hay un montón de compañeras que ya no son señoritas. AMC: No es lo más aconsejable, pero nadie las obliga a tener sexo. La vida moderna ha llegado al campo. Naty: Ese es el problema, que sí las obligan. AMC: ¿Los novios las obligan? Naty: No. Las que las obligan son sus propias madres. Las llevan a La Arbela, las venden como reses y se las entregan a hombres que se dan gusto con ellas.

  Escuchando esa historia por primera vez me di cuenta de que había un grave problema en la comunidad. No logré hacer un buen diagnóstico del problema. Pensé que Naty estaba fantaseando después de estar expuesta a películas X. Desgraciadamente no era fantasía. La realidad era peor de lo que describia Naty. El cuartel de policía del poblado Castañer servía de  división de seguridad a una organización criminal dedicada a la compraventa de niñas. El Diablo se paseaba vestido de azul.
 
   La historia completa en VI AL DIABLO VESTIDO DE AZUL, el enlace está en este mismo blog.

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