domingo, 21 de septiembre de 2008

EL SUSTO DE UNA NOCHE

LA NOCHE QUE PUERTO RICO SE ARRODILLÓ ` Alexis Morales – Cales calestv@yahoo.com
Hay eventos que son lecciones históricas aunque quedan en el olvido. El año 1970 había sido malo desde el principio. De Vietnam regresaban soldados. Unos cojeando, otros sentados en silla de ruedas. A cientos de hogares llegaba una patrulla militar para decirle a las madres: “El Presidente de Estados Unidos le envía sus condolencias.” Puerto Rico se movía entre el dolor y el miedo. En ese vaivén del terror, llegó la noche del 20 de marzo de 1970. A eso de las siete de la noche, una franja anaranjada apareció en el horizonte. Llamó la atención pero se tomó como indicio de lluvia. Pero según pasaban los minutos, la franja siguió subiendo y ocupando más espacio en el cielo. A las siete y media cubría una cuarta parte, tapando parte de las estrellas. A esa hora, ya miles de puertorriqueños estaban fuera de las casas mirando el fenómeno y empezaban a preocuparse. La Defensa Civil estaba en alerta ante un posible ataque con armas atómicas. En plena guerra de Vietnam y con el temor de una posible guerra atómica, una luz como esa tenía que preocupar. A las nueve de la noche ya la mitad del cielo estaba arropada por el temible resplandor. Algunas emisoras transmitían música religiosa y exhortaban a la reflexión. En las capillas católicas mucha gente de rodillas cantaba Perdona A Tu Pueblo Señor. En los templos protestantes la gente oraba también de rodillas, mientras un evangelista decía en una emisora de radio: “Cuando la luz cubra todo el cielo, veremos a Cristo montado en una nube.” Los hasta entonces ateos se arrodillaban en la calle, diciendo que ahora sí creían.
Después de las diez de la noche, el resplandor comenzó a disminuir rápidamente. Según iba bajando la luz, iba levantándose la gente. A eso de las doce de la noche se había apagado la luz, y también el fervor religioso. Los conversos volvieron a ser ateos al ver que no había pasado nada. Al día siguiente en radio y periódicos se buscaron posibles explicaciones para el fenómeno, desde la caída de un gran asteroide hasta un experimento militar. En los días siguientes los medios de comunicación no volvieron a tocar el tema, tal vez por no haber conseguido una explicación.
Para un niño como era yo entonces, la luz que puso a Puerto Rico de rodillas fue un evento que no opacaron ni el Apollo 13 ni Marisol Malaret. He estado años investigando ese fenómeno. Hasta que por fin aclaré el misterio. Los medios de comunicación de entonces no dieron importancia a un acontecimiento importante. Los astrónomos venían anunciando el paso del Cometa Bennett, adelantando que para marzo entraría en su momento de mayor luminosidad. En febrero, revistas científicas revelaban que la cola de Bennett se había dividido en dos, y el cometa estaba como perro con dos rabos. El 20 de marzo el brillo del cometa Bennett se aumentó por la cercanía de la cola de otro cometa cercano, el Fujikawa. La luz que puso a Puerto Rico de rodillas fue la combinación del brillo de las dos colas del cometa Bennet con la del Fujikawa. Si algo similar ocurriera hoy día, no veríamos tal despliegue de religiosidad. En cambio tendríamos a Noti Uno y Univisión en transmisión especial sobre el paso del cometa, Susan Soltero hablando sobre un cometa grande y peludo, analistas políticos explicando el efecto de las dos colas del cometa sobre el caso de Acevedo Vilá y las megatiendas anunciando la VENTA ESPECIAL DEL COMETA DE DOS RABOS.