sábado, 3 de enero de 2015


Las Fiestas de la San Sebastián y La Violencia

   Por Alexis Morales - Cales

   Para los que están asombrados por los choques en torno a la Calle San Sebastián. Los que no lo saben, sepan que se trata en esencia de una fiesta religiosa. En eso se basa el pleito en el Tribunal Federal, de libertad religiosa. 

   Las fiestas patronales son el punto donde convergen ritos nórdicos, romanos y africanos combinados con la pirotecnia de los chinos. No debe sorprender entonces el desorden, borrachera y orgias en que han degenerado las Fiestas de la Calle San Sebastián. 
La violencia y la confrontación también han sido parte de la historia de la veneración a los santos patrones. Durante la Guerra de Independencia de México, el gobierno español tenía como santo patrón a San Miguel Arcángel y a ese invocaban las tropas imperiales. Los revolucionarios tenían como patrona a la Virgen Guadalupana y a esta invocaban. Al final, los devotos de la Guadalupana y esta sustituyó a San Miguel en el puesto de santo patrón de México. 

  En España, hay confrontaciones violentas entre devotos de distintas patronas, como el caso de La Virgen de la Macarena vs. La Virgen de Triana. Choques tan violentos que en ocasiones han requerido la intervención de fuerzas especiales de la policía nacional. En Puerto Rico estamos viendo el choque de los devotos de San Sebastián vs. La Señora de la Alcaldía. 




   La Fiesta de la Calle San Sebastián ha sido desde hace décadas motivo de controversia. Por el ruido, las borracheras y las orgías nocturnas. En los últimos dos años el descontrol ha llevado a muertes y vandalismo. No se vaticina nada bueno para las de este año cuando los devotos de San Sebastián y la Señora de la Alcaldía han estado enfrentados desde antes de comenzar las fiestas. 

   A San Sebastián se le considera el protector contra las pestes. Pero eso es lo más que dejan las fiestas de la Calle San Sebastián.



El Sueño del Rey Teodoro

     De aquellas lluvias, estos lodos. Así resume un refrán el hecho de que todas las acciones tienen consecuencias. Esa es la historia del Puerto Rico moderno, acciones y consecuencias.

    En los años 40 se diseñó el plan Manos A La Obra, que pretendía transformar un país de economía agroindustrial en uno de economía industrial.  Este plan tenia como fundamento dos premisas. La primera, que la isla estaba sobrepoblada y había que controlar la natalidad en forma drástica. Segundo, que la agricultura no era una alternativa para el desarrollo de la isla. El plan fue dirigido por el economista Teodoro Moscoso. Este era un industrial de mucha inteligencia pero al mismo tiempo, fantasioso. Pensaba Moscoso que para el año 2,000 los alimentos vendrían en pastillas, como en la serie de los Jetsons, y por lo tanto no haría falta la agricultura. Moscoso se convirtió en el Rey Teodoro, artífice de todo el plan económico y social de Puerto Rico, pues sus ideas eran órdenes dentro del gobierno. Tanto durante el mandato del PPD como del PNP. 

  Con esos dos pilares como base del plan de desarrollo económico,  se diseñó un plan para atraer grandes industrias como la farmacéutica y la petroquimica, y las empresas satélite de esas dos. Para atraer dichas industrias, se ofrecieron beneficios contributivos a las empresas de EU que se establecieran en la isla, a la vez que se ponia el peso contributivo en las empresas puertorriqueñas y ciudadanos comunes, Al mismo tiempo se comenzó a desmantelar la agroindustria. El plan para las montañas era irlas despoblando y mudando la gente joven a la costa, creando comunidades satélite en torno a las farmacéuticas y petroquímicas. El modelo de desarrollo se comenzó a implementar en los barrios Magas de Guayanilla y Tallaboa de Peñuelas, alrededor de la Commonwealth Refining Company (CORCO). 800 cuerdas de terreno de mangle y ciénagas de jueyes fueron rellenados para la construcción del emporio petroquímico que en su mejor momento tenía 40 empresas de petróleo y sus derivados ubicadas en el tramo entre la comunidad Tallaboa Alta de Peñuelas y el sector el Coto en Magas Abajo de Guayanilla. En medio de ese proyecto petroquímico tenía su oficina el Rey Teodoro. 

  Se pensaba que la agricultura moriría junto a los viejos agricultores, y que la montaña estaría disponible para suplir de agua la costa. A tenor con eso, se construyeron lo que podríamos llamar super acueductos, Los principales estaban en Adjuntas represando el Río Grande de Arecibo para formar el Lago Garzas, y en Castañer el Río Grande de Añasco para formar el Lago Guayo. El Lago Garzas quedaba conectado a la costa sur mediante una red de túneles que llegan a Peñuelas, y de ahí se enviaba el agua a la CORCO. El Lago Guayo se conectaba a una red más larga que va desde Castañer pasando por barrios de Lares y Maricao hasta terminar en el barrio Susúa de Yauco. Simultáneamente, se construyó un sistema de bombeo que succionaba agua del Acuífero del Sur en Lajas y la llevaba por tuberías hasta las petroquímicas en Guayanilla. Las comunidades rurales más altas tuvieron que hacer sus propios acueductos pues el gobierno no tenía presupuesto para darles agua potable. 

  Como parte del programa social inherente al plan industrial, se llevó a cabo un proyecto de control de natalidad. Miles de mujeres jóvenes fueron esterilizadas, gran parte de ellas en el Hospital Castañer. Se intentó otra forma de control pero fracasó, Según revelaran funcionarios del gobierno en los años 60, cuando salieron al mercado las pastillas anticonceptivas, se echaron miles de estas en ciertos acueductos pensando que así se controlaba la natalidad. No hubo baja en la natalidad en esos sectores, y lo que aumentó fue el número de casos de gastritis. Así eran las cosas durante el reinado del Rey Teodoro. 

   Durante 25 años el humo de las chimeneas y el transitar de miles de vehículos en las rutas industriales parecían mostrar un Puerto Rico industrial y millonario. Pero detrás de esa fachada, había un 60% de la población bajo el nivel de pobreza. Mientras estuviera la fachada de país industrial, ese 60% era invisible. La imagen que proyectaba el Rey Teodoro opacaba toda esa realidad del otro Puerto Rico.

  De repente, se cayó la fachada. Las grandes y poderosas industrias se fueron, al terminarse sus beneficios contributivos. Quedaron con su partida un gran número de familias que pasaban de la abundancia a la pobreza. No se ha hablado mucho de eso, pero muchos suicidios se dieron durante ese periodo de cierre de empresas. Fue entonces cuando en el gobierno se dieron cuenta de la importancia de la agricultura. Se habían quedado sin la soga y sin la cabra. En esos últimos años de la industrialización, Teodoro Moscoso admitia su error y trataba de impulsar un cambio de rumbo, moviendo a la isla hacia una agricultura moderna basada en técnicas innovadoras y tecnología. Lo que debió haber sido desde un principio. Pero entonces Moscoso cayó enfermo y no pudo impulsar su plan, ni nadie ha sabido diseñarlo. 

  El sueño del Rey Teodoro es el origen de todos los problemas socioeconómicos de la actualidad. 



     La carretera 127 del barrio Magas en 1955