viernes, 30 de marzo de 2012

CASTAÑER Y LA PROSTITUCIÓN INFANTIL

                           CASTAÑER Y LA PROSTITUCIÓN INFANTIL


                                 Por Alexis Morales – Cales

He hablado sobre los desmanes en el grupo Menudo, al cual perteneció Ricky Martin. Expliqué los abusos denunciados por ex integrantes, sus padres y un empresario que se desligó de la compañía cuando vio lo que estaba pasando. Como expliqué, desde el Cuartel General se hizo un operativo para silenciar a los denunciantes, amedrentando mediante arrestos y amenazas, todo desde la alta oficialidad policíaca y con el conocimiento del entonces superintendente Ismael Betancourt Lebrón. El cual no se atrevía a cumplir con su deber formulándoles cargos a los mafiosos del sexo de su agencia.



La historia se repitió en Castañer. Yo pude detectar la presencia de la mafia polisexual en el poblado, y la forma en que se planificaban violaciones y otros abusos desde el mismo cuartel. En febrero de 2001, el Dpto. de Educación recibió información en el sentido de que estudiantes de las dos escuelas del poblado eran víctimas de explotación sexual. Hubo conocimiento del asunto desde las mismas escuelas hasta la Región Educativa de Arecibo, pasando por la oficina de la superintendente de escuela Sonia Fúster. Yo tuve conocimiento directo al observar unos movimientos entre las dos escuelas y se lo informé a la entonces directora de la escuela Julio Lebrón, Sra. Carmen Lucena. Esta iba a comunicarse con la División de Delitos Sexuales del CIC. Pero se le adelantó la orientadora Rosalía Quintana, quien le reveló la investigación a una estudiante que era contacto de los depravados explotadores sexuales. Cuál fue el motivo de Rosalía para actuar así, no sé. Si lo hizo pensando que ella misma podía investigar y tener un papel protagónico, o si era movida por otros intereses. Eso se sabrá cuando se saquen a la luz las docenas de declaraciones juradas que hay sobre el asunto.



Lo que sí está claro es que Rosalía Quintana dañó la investigación que pudo haber llegado a las esferas federales. No conforme con eso, Rosalía hizo gestiones en el DE para que se me prohibiera la entrada a las escuelas del distrito escolar. El posteriormente destituido director Ángel Arce se le unió en esa gestión, pero un juez y la Comisión de Derechos Civiles mostraron que eso era una acción ilegal. De inmediato, unas revelaciones sobre participación del Cuartel de Castañer y gente relacionada con la Escuela Gabriela Mistral alarmaron a ciertos policías y al director de la Gabriela Mistral, Ángel Arce. Tuvieron reuniones en la oficina de la superintendente Sonia Fúster. De esas reuniones salieron denuncias en mi contra, similares a las que se le hicieron al empresario

Bolívar Arellanos. Fui a juicio. Los policías Rafael Marengo y Reynaldo Torres, junto al director Ángel Arce, llevaron a tres mujeres y tres estudiantes a declarar en contra mía. El entonces presidente del Consejo Escolar, Antonio González Alicea, era uno de los que se oponían a mis reportajes.



En el juicio quedó evidenciada la conspiración. Salí absuelto fuera de toda duda. Me vi obligado a decir el resto. Había al menos dos policías y un maestro implicados en la red de prostitución infantil. Eso quedó confirmado durante el allanamiento en La Albela el 18 de julio de 2002. El fiscal Carlos López Cherena y el investigador Efráin Burgos dijeron públicamente lo mismo que yo venía diciendo y que ni Ángel Arce ni Rosalía Quintana querían que yo dijera. El 5 de abril de 2003, el periódico EL NUEVO DÍA confirmó aún más la gravedad de la situación. El propio Departamento de Educación colocaba a la escuela Gabriela Mistral entre la de más alta incidencia criminal en Puerto Rico. Esta situación se formó durante la incumbencia del director Ángel Arce, posteriormente destituido, y Antonio González Alicea, quien tuvo que renunciar como presidente del Consejo Escolar. Dos policías del cuartel de Castañer y un maestro de la Gabriela Mistral eran líderes de la organización de la mafia sexual, según se ha dicho en la prensa internacional.

¿Cómo repercute esto en Guayanilla? Para comenzar, las niñas vendidas en La Albela de Castañer provenían de todos los pueblos en las colindancias de Yauco. Desde Guánica y Sabana Grande hasta Peñuelas y Guayanilla. Uno de los implicados en el caso, arrestado por los federales en Santo Domingo, tenía propiedades en Guayanilla. ¿Cuántas niñas pobres de nuestro pueblo estarán entre las víctimas? Y estando La Albela a 40 minutos de Guayanilla, no sabemos si entre los CIENTOS de clientes que reveló el Fiscal López Cherena, hay algún compueblano depravado.

Para cuando salga esta edición, ya deberá estar en la televisión una novela titulada LA PROMESA. Esa novela trata el tema de la compraventa de mujeres en una forma real y cruda. Y junto con el inicio de la novela, habrá un documental sobre la compraventa de niñas en las montañas de Puerto Rico.

Mientras tanto, pueden ver los detalles sobre la presencia de esa industria en Castañer, Puerto Rico. Vean mis libros VI AL DIABLO VESTIDO DE AZUL y ALERTA ROJA: DIABLO AZUL, disponibles en esta página.

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