HORMIGÓN ARMADO, HORMIGAS BRASILEÑAS, PPD Y PNP
En mis años preescolares otros niños y yo le
temíamos al hormigón armado. Porque alguien nos dijo que era una hormiga
gigante con un revólver. Años más tarde supimos que el hormigón armado es un
tipo de edificación hecha en forma enteriza en lugar de bloques. Las
estructuras en hormigón armado son las más sólidas y duraderas. En Puerto Rico
hay casas en hormigón armado que tienen más de 80 años y no asoman ni una
grieta ni filtraciones.
Enlazando tiempos y lugares, doy un salto en
el tiempo y me remonto a mi primera casa en una finca en Castañer. Un dolor de
cabeza en ese tiempo y lugar fueron las hormigas brasileñas. Esos insectos
importados hacen unos enormes montones de tierra al hacer sus hormigueros en
los patios. Y más enormes son las pústulas que le forman al que es picado por
ellas. Me consta de personal conocimiento. En mi lucha contra esas temibles
hormigas, usé distintos métodos de exterminio, todos fallidos. Eliminaba un
hormiguero en una parte del patio y aparecían en otro lado del patio.
Finalmente recurrí a inundarles el hormiguero con aceite usado de carro. Pensé
que me había librado de ellas y que las había exterminado pues no las volví a
ver en mi patio. Un día un vecino me dice: “Unas hormigas brasileñas se me han
adueñado del patio, no sé de dónde salieron.” Comprendí que esa plaga siempre
tiene la forma de sobrevivir y mudarse cuando se le hace la vida imposible en
un lugar. Dejan de picar a unos para irse a picar a otros.
Mientras batallaba con las hormigas
brasileñas, escuchaba las noticias sobre otra plaga. El comité de finanzas del
Partido Popular estaba en proceso judicial
y sus principales oficiales recibían condenas federales por fraude y
recaudaciones ilícitas. Pude ver que sí existían las hormigas grandes con
revólver. Se pensaba que se había erradicado esa plaga, pero pocos años después
estaban los federales de nuevo sometiendo acusaciones, esta vez contra
recaudadores y oficiales de finanzas del Partido Nuevo Progresista. En aquella
ocasión alguien dijo en una opinión de encargo que la corrupción tenía nombre y
apellido. Cualquiera hubiera pensado que se había eliminado la plaga del crimen
organizado en la política.
En unos años los hormigones armados
aparecieron de nuevo. Habían vuelto a formar sus hormigueros en las finanzas
del Partido Popular. Las acusaciones alcanzaron al entonces gobernador Acevedo
Vilá. Aunque la prensa le dio énfasis a la absolución del ex gobernador, la
noticia completa abarcaba a todo el equipo de hormigones armados. El resto se
declararon culpables, o fueron encontrados culpables, o fueron hormigones
cooperadores.
Si alguien pensó que se había exterminado por
fin la plaga, se habrá dado cuenta de su equivocación. La justicia federal está
echando aceite usado en el hormiguero. Veremos a dónde se moverá luego.
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